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jueves, 4 de diciembre de 2014

DIARIO DE UN PELOTUDO



MUDANZA

Quiero ser cada día menos simple y más discreto, como Sancho.

La poesía va al estante que dice caprichos, el de arriba de todo. Las buenas novelas van al estante más resistente; las enciclopedias van abajo para soportar el peso y evitar que la estantería se me venga encima por tantos caprichos.

En la redes sociales leer algo y compartirlo es festejarlo, en literatura se llama plagio o simplemente afano.

Todas las alegorías ya fueron pintadas. Un símbolo es unívoco, no necesita de un exegeta para ser  interpretado. El símbolo inequívoco de toda mudanza es una frazada.

Repliegue táctico es cuando abandono en la página 20 un libro que no me atrae, pero no empezar a leer a un autor que aborrezco como persona, es un repliegue estratégico; cualquier exegesis de su texto ya está contaminada por los símbolos de mi terquedad.

Los cables, extensiones, fichas, prolongadores, adaptadores y auriculares de celulares que se enredan durante la mudanza se acomodan solos en el tacho de basura.

Típico de viejos incompletos - ASOMARNOS AL CONSUMO CULTURAL DE NUESTROS  HIJOS.
Esa obsecuencia paternal mas que hacernos modernos, nos convierte nuevamente  en los viejos y pelotudos niños que fuimos.

REVOLVER o REVÓLVER,  era la discusión cuando The Beatles sacaron el álbum con la tapa de Klaus Voormann en 1966. Nos pusimos a estudiar gramática de resúmen Leru; el uso del acento; el tilde en las palabras graves que no terminan en n ó s; tradujimos al inglés revólver y después al alemán, por Klaus;  ya no hubo mas dudas, un Revólver era la metáfora perfecta para el primer y único disco de música psicodélica que escucharíamos en nuestra vida. 

Después alguien se puso a sacar los tonos en la viola y otros practicábamos la fonética para lucirnos en algún asalto sin revólver y sin ácido, revoleando nuestras precarias melenas. Curiosamente los dos temas más bailables no eran de John Lennon ni de Paul MacCartney y jamás nos animamos a cantar en público la del submarino. En la intimidad sin que nadie descubra nuestras emociones, Eleanor Rigby nos dejaba llorando.

Por fin descubrimos al George compositor y fue emocionante. Comprábamos guitarras y hasta aprendimos  cómo hacernos la toca y dormir con red.

Después de eso no dejaron de perseguirnos. Los jóvenes perseguidos entre el 66 y el 82 dejábamos tiradas cosas comprometidas por cualquier lado. Algún pariente habrá leído REVOLVER  y por exceso de precaución hizo desaparecer el álbum, junto con un disco de Zitarrosa,  otro  de Viglietti y todos aquellos libros “comprometedores” de tapas ilustres.

jp


4 comentarios:

JLO dijo...

nunca lo escuché entero... un viejo pelotudo soy sí...

María Font dijo...

Guitarra negra hace llorar.

Anónimo dijo...

JLO, no somos, nos hicieron.
Alma vacía, Guitarra negra vino al mundo 12 años después y ya estábamos borrados o sordos. Gracias.
JP

María Font dijo...

Lo sé. La canción acá, fue de punto "final", 85.
Igual ni puedo hablar, nací dos años más tarde.
Saludos.