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domingo, 1 de junio de 2014

Mundial Brasil 2014 una fiesta inolvidable

El lado miserable de la Luna

En mi pueblo nos hemos organizado para vivir tranquilos durante los partidos del próximo Campeonato Mundial de Fútbol, porque ya nos veíamos venir la bocha. El fanatismo espanta lo que une el amor por la redonda. Así hicimos las cuentas y repartimos el territorio con colores, como se organizan las batallas deportivas en los cantris; para eso nos ayudó la maestra de matemáticas del Polimodal. Con cuatro colores básicos conseguimos armar 43 banderas, algunas un poquito rebuscadas, pero se distinguen bien. Sumamos y restamos, después dividimos a los vecinos en distintos sitios o bloques; con el mapa que dibujó el cura separamos las zonas por los pasillos más transitados  y le pusimos un nombre a cada lugar. Ahora nuestra identidad tiene fronteras, nombre y bandera. 

La fiesta en paz y en democracia.

A cada fracción le antepusimos un sustantivo genérico con mayúscula pensando en un segundo nombre que al final no hizo falta. Resolvimos con la ayuda de la maestra de lengua del EGB que no utilizaríamos artículos de género, ni adjetivos, ni derivativos, ni morfemas, tampoco determinantes posesivos o numerales, ni nombres de santos o políticos (El cura y los punteros dejaron asentadas sus discrepancias); tampoco utilizamos sintagmas adverbiales - para evitar toda posible contumelia - advirtió la docente (que se dio el gusto de decir contumelia) - solo definiciones de uso común en nuestro continente.
Como lo más importante es la civilización de reunir los lugares con su gente, pasamos lista y descubrimos entre otras cuestiones  la algarabía de la diversidad, el orgullo patriótico, que los Reyes Magos son los padres, que el lado oculto de la Luna es miserable y que Marx no existe.
No sin un gran sacrificio y entrega al bien común, logramos repartir equitativamente el espacio público, las antenas y los decodificadores de Direct TV prepago, la luz, el agua, las chapas sueltas y por supuesto, las garrafas de gas y la leña, dado que vamos a tener días muy fríos en junio.
En éste Estado comunal dejamos librado el ejercicio del comercio gastronómico en manos de los particulares interesados porque entendemos que las formas de acumulación capitalistas deben seguir existiendo y ellos, generosamente aceptaron pagar el canon respectivo abonando la televización anticipadamente, dijeron.

El mapa mundialista finalmente aprobado incluye:

Colonia, Cantegril, Chabola, Reparto, Población,  Parroquia, Callampa, Distrito, Urbana, Vecindad, Favela, Ciudadela, Complejo, Comuna, Judería, Cuartel, Arrabal, Bohío, Pirata, Loteo, Periférico, Invasión, Gheto, Urbe, Vereda, Almedina, Pueblito, Chupadero, Alto, Bajo, Burgo, Residencia, Zona, Localidad, Villa, Manzana, Aldea, Rioba, Consorcio, Zahería, Kilómetro y Corregimiento, cada uno con su respectiva bandera de colores brillantes.

Como nadie aceptó recluirse en un barrio al derecho y con mayúscula por esa reminiscencia peligrosa, quedó vacante solamente Barrio y la bandera negra que le habíamos asignado.

Algunos demasiado sectarios propusieron cambiar un par de estos nombres sin éxito. Quedaron afuera entonces:  Emergencia, Miseria, Ranchillos, Chacaritas, Jóvenes, Tugurio, Precario, Bidonvilles y Musseques (Porque la fracofonía se utilizaría para gritar los goles contrarios), Slums (Porque se lo dejamos a los angloparlantes para que griten algún gol ), Bairro (Sugerido por un fanático de Eusebio y Cristiano Ronaldo), Chabola (Propuesto por el vasco de la lechería), Baaraquisme, palabra que viene de Cataluña pero no la conoce ni Messi, Gacekondus (Propuesto por el único vecino  turco); asimismo se descartaron por impronunciables Jhughi, Buustee, Kachiabadi, Muddukku, Imijondoolo,  Lûnsnynaii, Naseljek y Karstonsko (esta última la largó al pasar un cartonero rubio pero en seguida se arrepintió y votó por Cantegril).

Ahora sí, nuestras casas están en orden esperando el pijazo inaugural. 
(Perdón: pitazo).

JP







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